El sector del plástico es uno de los sectores que más crecimiento viene experimentando en los últimos años gracias a factores como el continuo avance en la síntesis de nuevos materiales plásticos y la alta demanda de este tipo de materiales que se utilizan en casi todas las industrias: alimentaria, automoción, etc.
Si nos centramos en la Industria transformadora plástica, que se especializa en la elaboración de productos plásticos a partir de la transformación de materias primas de origen petroquímico, los datos siguen siendo muy alentadores. Y es que la gran demanda de otros sectores es la que justifica su crecimiento.
La fabricación de piezas de plástico puede realizarse a través de diferentes procesos. Los más utilizados son el extrusionado, el soplado, el termoconformado, el rotomoldeado, y la el inyectado.
Dependiendo de las peculiaridades y necesidades de la pieza que debamos fabricar, se empleará un método u otro. Deberemos tener en cuenta aspectos como la geometría, las dimensiones o la aplicación.
Procesos en la fabricación de piezas de plástico
De todos estos procesos, la inyección de termoplásticos es, probablemente, el método más utilizado por su gran versatilidad y por el hecho de que ofrece una gran ventaja en la fabricación en serie, y es que reduce significativamente el coste en este tipo de fabricaciones.
Para fabricar cualquier pieza de plástico por el proceso de inyección es necesario que dispongamos de un molde o matriz que se fabrica a la mediad de la pieza, y que nos va a permitir hacer una producción idéntica de las piezas. Este molde tiene un precio elevado, pero se va amortizando conforme se van haciendo lotes de estas piezas, de tal forma que una vez amortizado el molde, el precio unitario se mantendrá estable, si se mantiene constante el coste del resto de materiales.
El molde se debe colocar en la máquina de inyección de plástico. A continuación, a través de la inyectadora, se introduce el material a inyectar a través de una tolva. El material que se emplea en la inyección de plásticos puede ser polipropileno, poliestireno, ABS, poliamida, etc. Un tornillo sin fin va girando de forma que este movimiento provoca un desplazamiento en el material al interior de la cámara plastificadora, que se encuentra a una temperatura de fusión del termoplástico para poder garantizar una inyección correcta. Esta temperatura puede variar en función del material que estemos empleado, en una horquilla entre los 180 y 300 Cº.
Una vez hemos dosificado el volumen de material que tenemos que introducir en la cámara plastificadora, el molde se cierra con una presión suficiente como para poder inyectar el material sin que el molde se abra. A continuación, el grupo de inyección procede a inyectar el material previamente dosificado hacia el interior del molde. Este proceso que se realiza con una velocidad controlada y a una alta presión. Las presiones de inyección varían en función del material empleado y la pieza a realizar, y oscilan entre los 1.000 y los 2.000 bares. Cuando el material fundido entra en el interior del molde, debemos dejar pasar un lapso de tiempo hasta que se solidifique y adquiera consistencia. Una vez se ha enfriado a una temperatura determinada, el molde se abre y la pieza sale.
Todo este proceso se realiza de una manera totalmente automática, lo que hace posible que la fabricación de piezas de plástico en serie a través del proceso de inyección de termoplásticos, resulte un método muy económico y versátil, y muy empleado en la fabricación de piezas para muchas industrias.